Se dice que las sociedades gastronómicas nacieron hace cerca de cien años como una vía de escape al matriarcado vasco. Las mujeres en los caseríos eran quienes guardaban y administraban el dinero. Por eso, se cuenta que los hombres fueron quienes idearon los txokos como un lugar de reunión, para dominar un terreno propio. ¿Y qué hacemos los vascos cuando nos reunimos? Comer y beber como es debido.
Los locales donde tienen su sede las sociedades gastronómicas se conocen como txokos y están perfectamente equipadas con completas cocinas, mesas y sillas en grandes comedores; y algunas disponen hasta de televisión y juegos de mesa. Son lugares a pie de calle, como si de un restaurante se tratase, pero es privado y de acceso exclusivo a los socios.
Las primeras sociedades cumplieron con una serie de servicios dirigidos en origen, a la comunidad en la que se encontraban. Así, era común la organización de diversos eventos benéficos, relacionados con el deporte o la cultura.
Gastronomía
No hay que explicar el amor que profesan estas sociedades que, no en vano, llevan el apellido de “gastronómicas”. Es en torno a esta disciplina por la que giran prácticamente todos sus encuentros. Divididos en cuadrillas más pequeñas de amigos, reservan el txoko para organizar cenas o comidas. También hay eventos especiales, en el que todos los socios cenan juntos. Son los socios únicamente los encargados de cocinar.
No existen propietarios, por ello, todo lo consumido se anota antes de salir y el importe lo depositan en el lugar que hayan destinado a ello. Para comidas y cenas, las cuadrillas que se reúnan deben comprar y llevar los productos necesarios, no así elementos básicos como sal, aceite… También han de encargarse de dejar cual estaba para los siguientes socios.
Actualmente, la cultura de las sociedades gastronómicas se ha ido extendiendo más allá de Euskadi. Vascos que por motivos de trabajo, estudios o familia, se reúnen en estas sociedades para seguir promoviendo la cultura popular.